Hace un par de días leí la noticia de que Eduardo Mendoza, un escritor barcelonés nacido en1943 y autor, entre otras obras, de ‘La Verdad Sobre El Caso Savolta’, recogió el Premio Miguel de Cervantes de literatura en lengua castellana, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares.
Leo algunas cosas de su discurso que me han gustado, como por ejemplo que “para los que tratan de crear algo, el enemigo es la vanidad” y que «el humor lo impregna todo y todo lo transforma”. De hecho, el periodista que escribe la noticia dice que “la ironía y el humor son dos características de la obra de Mendoza” a quien, por cierto, yo nunca he leído.
Sigo inspirándome por las palabras del discurso de Mendoza, que declaró haber leído cuatro veces El Quijote, y comparto su evolución en la lectura de esta obra de Cervantes:
- “Lo leí por primera vez, por obligación, en la escuela… Y, a pesar de que aquella primera lectura fue por obligación, de Cervantes aprendí que se podía escribir con claridad, sencillez, musicalidad y elegancia”. Me uno a su aprendizaje… aunque sólo haya leído algún pequeño fragmente de El Quijote también en el cole.
- “Cuando lo leí por segunda vez, yo era ignorante, inexperto y pretencioso” -dice Mendoza-, “y tenía como modelos literarios Dostojevski, Kafka y Joyce. En esta segunda lectura me interesé más por el personaje, por su tenacidad y atrevimiento”. Y continua diciendo: “Si Cervantes es hijo de Erasmo, yo era hijo del Romanticismo, y no me atraían los héroes épicos, sino los héroes trágicos. Un héroe épico se vuelve un pesado cuando ya ha hecho el trabajo. En cambio, un héroe trágico nunca deja de ser un héroe, porque es un héroe que se equivoca. Y en esto, a Don Quijote, como a mí, no lo ganaba nadie”.
- “En la tercera lectura, cuando ya era un buen padre de familia” -compartía más tarde-, “descubrí y admiré el humor de la novela”…
- “Y, en la cuarta lectura del Quijote, encontré otro humor más profundo, un humor que está en la mirada al mundo y que reclama la complicidad entre el autor y el lector».
Me encantó leer esto, por eso es por ahí que me voy a meter hoy un ratito… en las profundidades de la emoción básica de la alegría y en el sentido del humor. Espero hacerlo sin mucha gravedad… jajaja
Si, éste ha sido uno de mis caballos de batalla a lo largo de mi vida, la gravedad… y, en consecuencia, el legitimar y poner en movimiento la alegría, conquistando los distintos niveles de manifestación de esta emoción en mí, entre los que se encuentra el humor.
La cosa viene de que yo siempre me he definido como una mujer “muuuuy profunda”, aunque en algunas épocas de mi vida, seguramente por cómo me mostraba al mundo, algunas personas que no me conocían tanto, me juzgasen como “muuuy superficial”… cosa que me molestaba un montón, como no!!
Una mujer tan profunda como yo, superficial?? No, ni hablar!!… jajaja
Ahora me doy cuenta de que… después de haber olvidado la “alegre espontaneidad” de cuando era niña, mi superficialidad tenía que ver con un determinado nivel de manifestación de la alegría en mí, que me servía para relacionarme y ser querida por los demás. Me servía para “ser simpática”, para “caer bien”, para “socializar” y, en definitiva, para tapar o no dejar entrever mi fondo, que era muuuuy serio o muy “profundo” como solía decir -o mejor dicho, pensar- yo. Era tan y tan profundo, que ni siquiera yo sabía cuál era “mi fondo”!!… jajaja
Ostras! Es verdad… esa alegría “para agradar” no era más que una “tapadera”!! Por eso me veían superficial… Ahora lo veo!!
Y ahora que lo veo lo puedo mirar con una abierta aunque leve sonrisa en los labios, fruto la satisfacción, que es una intensidad bajita de alegría que, en sí misma, me alivia un montón! Y ¡ojo! En ese momento… y ahora muchas veces todavía me pasa… mi risa no podía ser muy abierta porque me horrorizaban mis dientes!! Así que solía tener una risa con boca cerrada, o con los labios tapando los dientes, lo que hacía muy difícil que la alegría hiciese bien hecho su trabajo de espontaneidad, liberación y desinhibición, como parte de su función.
Entonces…
La verdad es que no tenía ni idea de cómo hacer este acercamiento… Y seguía enfadándome con quienes me interpretaban como superficial, así que, con esa mezclita de rabia (enfado) y alegría en mí (esa “alegría tapadera” de la que os hablaba) hacía que, a menudo, me comunicase desde la ironía o el sarcasmo (misma combinación que la ironía pero distinta intensidad o proporción de rabia en relación con la alegría), lo que siempre acababa provocando de una manera u otra un “mal rollo” en la relación… y, por supuesto, despertaba y mostraba mi “mal humor”. Esto todavía me ocurre, de vez en cuando, cuando esta mezcla aparece.
Aix! Esto es un nunca acabar!!!
Y, Oh! casualidad! (como decía una apreciada coach de Paraguay) me acaban de enviar un vídeo de Fidel Delgado que ilustra con mucho humor lo que, en el fondo, estoy diciendo… https://www.youtube.com/watch?v=wmKZSoXQ3FE.
Bueno… siguiendo con mis reflexiones… ¿Cómo acceder a eso que llamaban “liviandad” que, a mi juicio, era unas dosis medio-bajas de alegría, sin contaminación de otra emoción que no fuese la ternura?
Difícil. Para mí era muuuy difícil.
¿Cómo me podía reír de mis torpezas, errores, meteduras de pata, como si fuese una “heroína trágica” (esa que se equivoca) como El Quijote o Eduardo Mendoza? No sólo era muy difícil sino que, por momentos, me parecía imposible!! Además, ¡¡con las cosas horribles que me han pasado en la vida!!! Si todo ha sido un drama!!!
Yo se que la “limpia alegría” me permitiría sacar el foco de la mirada en lo que yo veía como dramas o desenfocarla un poco, pero precisamente esto era lo que me costaba… aunque os aseguro que me esforzaba en hacerlo… Sin embargo, cuanto más esfuerzo y foco inamovible ponemos en algo, menos alegría hay (yo sigo mirándolo todo bajo la mirada de las gafas albaemóticas).
¿Qué significaba, entonces, eso de “Mi vida es una Comedia”, esa experiencia que nos proponían hacer en el ACP (en mi formación como coach)? La idea era crear un monólogo, canción, poema o lo que fuese, inspirado en todas las “interpretaciones cómicas” posibles de nosotros mismos, en nuestras torpezas, en nuestras formas graciosas de “ser en el mundo”, etc. y exponerlo ante nuestro grupo de estudio.
Bueno, como os podréis imaginar nunca lo llegué a hacer!! ¿Cómo podía yo hacer eso? Nada de lo que veía de mi vida era cómico!! Nada!! Y todo lo que iba descubriendo de mí era dramático, horrible, trágico!!
De lo que hoy sí me río mucho es de las estrategias de seducción que desarrollé en la vida para no hacer lo que “tenía que hacer”… que en este caso era “uno de los requisitos del programa”… Me las ingenié para para poner todo mi arte en el manejo del erotismo (otra de las seis emociones básicas con las que trabajamos), al servicio salirme con la mía!! jajaja… Erotismo que, unido a la rabia y la alegría (componentes, estos dos últimos, del “orgullo” como emoción mixta), podría ser uno de los componentes de la “vanidad”… esa emoción mixta que me enamoraba de mi misma, haciéndome poner en un tan alto concepto “mi manera de ser”, mi “profundidad, perfección y compromiso”, que no me permitía ver nada de lo que hacía como un error (en todo caso era un error de los demás!!) y, muchísimo menos, que los “posibles errores” fuesen dignos de ser puestos en vis cómica… hacer eso era, claramente, una burla!!
Ahora, ya lo veis, me lo he hecho venir bien para decir lo que quería decir (quería nombrar a la “vanidad”, la enemiga de quienes tratan de crear algo, según decía Mendoza), jajaja… Esta es otra de mis habilidades o estrategias, de las que ahora me río mucho cuando las veo, jajaja… ahora lo puedo admitir y por eso me puedo reír…
En cualquier caso, en realidad, detrás de todo esto además de orgullo (léase rabia + alegría) y erotismo, en la vanidad (como emoción mixta parecida a la arrogancia, el engreimiento y la soberbia), también veo miedo… o al menos, en mí, en el fondo (ya volvemos a las profundidades de nuevo… jajaja) había mucho de miedo…
… y cuando el miedo está en el cuerpo, la alegría no tiene muchas posibilidades de habitar genuinamente libre en nosotros, porque ella necesita de un cuerpo flexible y liviano que el miedo no tiene, porque el miedo es un especialista en bloquear el libre movimiento de las articulaciones.
Un apunte: Quiero que conste que todo lo que estoy diciendo no es una “verdad”. Todas mis exploraciones con las emociones mixtas son sólo esto, exploraciones. No quiero que nadie se lo tome con que ¡¡es así!!… Cuánto miedo tengo, todavía, a ser juzgada por lo que digo y hago, madre mía!!… jajaja
Hoy, después de años atravesando mis miedos, sumergiéndome en mi ser, encontrándome con mis sombras, atesorando mi fuerza genuina y soltando las expectativas de quien “debería ser”, he ido pudiendo llegar a despertar mi Alegría Original (la que vino conmigo en los orígenes), esa que vive desde siempre en mis entrañas, en mis profundidades… y así, poco a poco, me he ido afianzando en la confianza o el amor hacia mí misma que me permite mostrarme espontáneamente como soy… Ahora me río mucho de la “miedosa” que hay en mí, que la verdad es que no me suelta tan fácilmente, y que sigo viéndola por todas partes…
Buscando en mi archivo de documentos (porque gracias a esta “miedosa”, lo guardo TODO…), he encontrado una “joyita”, que es el ejercicio de “Mi Vida es una Comedia” que escribí y que nunca llegué a entregar ni a mostrar ante nadie. Quizás no le haga reír a nadie más que a mí, pero yo me he tronchado de risa al leerlo!! Sé que en aquel momento, cuando lo escribí, ni siquiera se me asomaba un atisbo de sonrisa en la cara… recuerdo que lo sufrí mucho… por eso ni siquiera se lo pude mandar en privado -y con compromiso de total confidencialidad- a mi supervisora… Quizás es esto lo que me hace reír tanto y no lo que escribí, pero en cualquier caso hoy lo puedo leer con alegría y veo en el texto unos atisbos de sentido del humor que en ese momento quedaron guardados en un archivo de word.
En el momento en el que me estaba tronchando de risa e incluso me caían las lágrimas de tanto reír, quise compartir el texto tal cual lo había escrito, de hecho lo puse y lo saqué varias veces de este escrito y, al final, más calmada y con una intensidad más bajita de alegría en mí, he acabado sacándolo definitivamente… He pensado que seguramente a la Carme de 43 años que lo escribió no le gustaría que ahora yo, la Carme de 54 años de hoy, lo sacase a la luz ni que fuese para mirarlo con sentido del humor… Suerte que no me he dejado llevar por la loca impulsividad de la alegría cuando está en intensidades altas!! Y suerte que se ha colado una dosis suficiente de ternura como para enfocar la mirada suavemente en el texto y cuidar, con mucho cariño y tratar con mucho respeto, a la Carme que la escribió… pudiendo, ahora sí, mirar con liviandad, todas las distintas etapas que he vivido en mi vida.
Por eso me gustó tanto esa parte del discurso de Eduardo Mendoza donde explica que leyó cuatro veces El Quijote… porque leer nuestra propia historia varias veces, nos puede permitir llegar a ver, con liviandad y sentido del humor, lo que al principio parecía sólo algo sencillo, fácil y, en mi caso, “superficial” y, más tarde, lo que parecía un drama épico.
Lo que no sé hacer, todavía, es poder mirar con un “humor más profundo” el mundo que ahora me rodea… que es lo que pudo ver Mendoza en su cuarta lectura de El Quijote… pero estoy segura que con unos cuantos años más de procesos, terapias, danzas, risas y demases, lo conseguiré!!!
Bueno, bueno… Hasta aquí mi experiencia con la exploración de la alegría que, resumida en una frase, sería:
Hasta que no nos amamos completamente, con toda nuestra historia y nuestras luces y sombras, nuestra “alegría original”, nuestra “espontánea, inocente e inofensiva alegría” no podrá salir a la luz…
Y viendo el mundo que nos rodea, me viene que:
Mientras no logremos conectar con esta “profunda alegría original”, la posibilidad de acabar enfermando en cualquiera de los dominios de nuestro ser (corporal, emocional, mental o espiritual), está allí.
Digo todo esto, consciente de que ahora puedo reírme a carcajada limpia mucho más que hace unos años, incluso enseñando toda mi imperfecta dentadura al mundo cuando, por ejemplo, alguien me muestra mi “chistosa modalidad” de ser “facilitadora de un grupo”…
En concreto ahora me estoy riendo mucho de cómo Claudia Fuentealba, coach, amiga, parte del equipo de Liderazgo Femenino y una artista en poner en vis cómica las experiencias de la vida… me imitó ante todo el grupo de participantes… mostrando cómo me muevo, cómo muevo y muestro mi generoso trasero (que, por cierto, he tratado de esconder toda mi vida con largos y amplios jerséis y vestidos “saco”) cuando escribo en la pizarra, cuando danzo, cuando me expreso ante un grupo, porque siempre es la parte que más sobresale, inevitablemente y sin querer, sobre cualquier otra parte de mi cuerpo… Muchas gracias, Claudia, por todas las risas que has despertado en mí, que estaban escondidas bajo el velo de la “soberbia gravedad” que tanto tiempo me ha acompañado.
Y muchas gracias, también, a Jaume Camps, compañero de vida y de mis mayores aprendizajes durante tantos años, por ser un maestro para mí de la liviandad y el sentido del humor… que no siempre se lo he podido reconocer… y que hace muy poquito me mostraba este vídeo de Berto Romero, con el que nos reímos mucho juntos: https://www.youtube.com/watch?v=EoTZyNbLyKU
Aprovecho la ocasión, también, para pedir disculpas a todas las personas que a lo largo de los años han sufrido mi falta de sentido del humor y mi “soberbia gravedad”, confiando en que antes de mi partida, acabaré restaurando todos los daños propios y ajenos causados por ella.
Con mucha gratitud (cuyas profundas raíces son la alegría), me despido en un soleado y festivo día de Sant Jordi, día del Libro y la Rosa en Catalunya.
Carme Tena
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La alegria y todos sus matices son mis conductores en la vida, creo que no se mirar la vida desde el drama o mas bien la tristeza. A mi la alegria me llena de energia, ideas, creatividad y de esas ganas de compartir lo que se, lo que no se … en fin la vida.
Lindo leerte!
Muchas gracias, Ivonne, por tu comentario!!!