Sigo creyendo… y el “creer” entiendo que tiene que ver con la esperanza como emoción… que todas las emociones tienen un valor, que ninguna, en sí misma es, en esencia, positiva o negativa.
No puedo dejar de ver el mundo emocional desde esta perspectiva. Tengo la esperanza de que sea así.
Con esto no estoy diciendo que todas las emociones las vivamos con comodidad… No, no estoy diciendo esto. Lo que estoy diciendo es que todas las emociones, tanto las que vivimos más cómodas como las que vivimos más incómodas, tienen un sentido, tienen una razón de ser que requiere ser escuchada.
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Hoy, por infinidad de motivos, estoy sintiendo la desesperanza… o quizás, espero, estoy transitando el camino desde la desesperanza a otro lugar emocional más posibilitador, que me permita seguir en movimiento, hacia delante, en el camino de la vida… de la vida con sentido.
Hace poco más de dos meses una clienta, compañera de profesión y amiga, me preguntaba: “Carme ¿Tienes algo para la desesperanza?”
Yo, después de respirar, sentir y pensar… le dije: «¿Algo? ¿A qué te refieres con ‘algo’? ¿Si tengo algo escrito? ¿Si tengo alguna solución? Dime…»
Y, de nuevo, antes de que me respondiese y después de respirar, sentir y pensar un rato le dije: “¿Una mezcla de qué emociones básicas te parece que componen la desesperanza?» (ella ya conoce el trabajo de Aprendizaje Emocional con Alba Emoting™ que facilitamos con Elena Iborra, así que la pregunta no era tan extraña para ella…).
Allí se quedó la conversación, que fue por whatsapp. Allí se quedó, pero nunca se llegó a ir del todo de mi interior… En algunos momentos pensé en escribir algo, en ofrecerle alguna respuesta más, pero me di cuenta de que, en realidad, tampoco sabía muy bien cuál era la pregunta…
Los días siguieron, y llegó un momento en el que ya no sólo fue ella quien estaba en contacto con alguien o algo que le despertó la pregunta acerca de la desesperanza, sino que fui yo misma la que me encontré en esa tesitura.
No era una experiencia nueva, pero sí fue un volver a entrar en contacto con alguien de mi entorno muy cercano que, de alguna manera, estaba en contacto con esta emoción, que estaba invadido por la desesperanza… o, lo que es lo mismo, por la “no-esperanza” o la “falta de esperanza”.
Ahora, mientras escribo, me doy cuenta de que todo lo que tiene que ver con “falta de” lo asocio con la tristeza o, dicho de otra manera, cuando interpretamos la realidad de manera que algo que deseo o anhelo falta (sea en el mundo externo o en nuestro mundo interno), naturalmente nos sobreviene la tristeza. Por eso veo con claridad que esta emoción, la tristeza, es uno de los componentes básicos de la desesperanza… Sin duda! Por eso la acción de “rendirse” y “dejar de hacer” es una opción natural cuando estamos invadidos por ella, por la desesperanza.
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Siguiendo mi exploración con la desesperanza observo que, automáticamente, se vincula con la depresión, con la resignación, con el pesimismo y con otros estados de ánimo que nos alejan de la acción enfocada en el logro de lo que queremos, porque no lo vemos posible. Por esto dicen (o digo yo, no recuerdo si es interpretación mía o lo leí) que en la desesperanza nuestra existencia se convierte en una experiencia de “muerte en vida”, porque dejamos de vivir por y de soñar con: lo que queremos, lo que deseamos, lo que anhelamos, lo que necesitamos… por que no vemos que nada de eso sea posible… Hasta poder llegar, in extremis, a desear morir e, incluso, a ser nosotros quienes provoquemos nuestra propia muerte.
Desde la desesperanza tenemos una mirada estrecha, corta, y lo vemos todo negro (o no vemos futuro o lo vemos oscuro). Lo que seguro que no podemos es ver con perspectiva ni ver la luz.
Entonces, me pregunto ¿Hacia dónde deben estar mirando nuestros ojos cuando estamos en la desesperanza? Está claro que la cabeza está hacia abajo, fruto de la influencia de la tristeza… pero la pregunta es ¿Nuestros ojos están abiertos o cerrados? En mi caso, cuando estoy sintiendo la desesperanza, y también en las personas que he visto a mi alrededor que la han vivido o la están viviendo, los ojos siempre están abiertos, mirando hacia afuera…
Y me sigo preguntando ¿Los ojos de qué emoción deben ser, entonces, los de la desesperanza? ¿Son los de la tristeza o podrían ser los de la rabia o incluso los del miedo?
Lo pregunto porque noto los ojos fija e inamoviblemente enfocados en un lugar donde no hay nada que ver, o donde no hay posibilidades de ver nada… al menos nada más de lo que se está viendo. Hay un enganche en nuestra mirada, en fijarla en un lugar donde no hay salida, lo que nutre y re-alimenta la sensación de ¡no hay nada que hacer! Con lo que, inevitablemente, la intensidad de la emoción puede ir en aumento…
Y, claramente, no es lo mismo una desesperanza en intensidad 0,5 o 1 o 2 (que sería la mínima intensidad de la vivencia de esta emoción mixta), a través de la que tenemos la posibilidad de tomar consciencia con que estamos perdiendo la confianza en que algo que deseamos o necesitamos es posible… que una desesperanza en intensidad 8, 9 o 10 (que serían las intensidades máxima en la que podríamos experimentarla), que nos puede llevar a cometer un acto tan dramático como puede ser el suicidio, por no ser capaces de ver ninguna posibilidad de estar en el mundo viendo o siendo una contribución y estando al servicio de aquello que, en el fondo, tanto anhelamos.
Así pues…
¿Podría ser que los ojos de la desesperanza fuesen los ojos de la rabia y ella (la rabia) otro de los componentes (no tan visible) dentro de la mixtura de esta emoción? Lo dejo como hipótesis, debate o conversación… mi mente hoy no me da para más… pero mi cuerpo me dice que este es un buen camino de exploración.
En todo caso me sirve mucho para ver la Desesperanza como Camino.
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¿La Desesperanza como Camino? ¿Como camino de qué?
Pues como Camino de Transformación, como camino de paso a otro lugar más lleno de posibilidades para uno mismo, para los demás, para el mundo. Y para eso la mirada, nuestra mirada, es fundamental!!
¿Dónde estoy poniendo el foco? ¿Hacia donde estoy mirando?
¿Y si aumentase la intensidad de la rabia para levantar la cabeza y poner el foco en otro lugar?
¿Y si añadiese, a este conjunto de 80% de tristeza y el resto de una mezcla de 15% de rabia y 5% de miedo (Ojo! sólo es una combinación y unas cifras hipotéticas), una nueva emoción que cambiase la composición e hiciese un proceso alquímico?
¿Sería esta una posibilidad para transitar de la Desesperanza a la Esperanza?
Siguiendo este hilito… lo primero que me viene es compartir que el regalo que nos trae la tristeza (como componente mayoritario de la desesperanza) para hacer este camino de transformación, es la conciencia de que estamos en un momento crítico, en una experiencia dolorosa que puede ser muy sanadora si nos permitimos ver toda la conexión con nosotros, con nuestro profundo anhelo, con aquello que nos falta y que quizás también falta en el mundo, y que sentimos que tiene mucho valor que, a nuestro juicio, es muy importante. Es una alerta para hacer caso a nuestra alma. Así que aprovechemos esta información como inicio del camino… porque, además ¡¡es la que hay!!
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Haciendo un pequeño alto en el camino… Quiero compartir ahora algunos datos que pueden ser relevantes para entender esta inmersión personal en la desesperanza y en el camino, que hoy veo, que ella nos permite recorrer…
Os cuento que el mensaje-pregunta de mi amiga fue el 5 de febrero del 2017 y que, como he dicho antes, se me quedó dentro… y su recuerdo me acompañaba muy a menudo.
Veintitrés días después de ese whatsapp, el 28 de febrero, mi hermano se suicidó… (necesito unos momentos de silencio antes de seguir escribiendo)… seguramente movido por muchas cosas, algunas que no tengo idea, que se me escapan de mi capacidad de comprensión intelectual, pero sin duda lo hizo habitado por una desesperanza que lo estaba acompañando periódicamente desde hacía un tiempo…
Y ayer, día 16 de abril de 2017 (Domingo de Pascua o de Resurrección), conecté mucho con la Esperanza como emoción superior, como emoción mixta elevada… lo que me llevó a creer en que hay algo más grande, algo más trascendente que nos puede permitir a los humanos salir de la desesperanza…
Y me vino la idea de que, probablemente, parte de este camino sea a través de la humildad, de no creernos superiores a las demás naturalezas universales, y de la confianza en que hay una bondad o un amor más grande del que en algunos momentos podemos sentir en nosotros (hacia nosotros y hacia los demás), que nos puede guiar y acompañar en los momentos en los que nuestra “humanidad” no llega a comprender ni a ver más allá de nuestras narices… que es cuando fácilmente interpretamos como negativo, pequeño, oscuro, limitante y sin posibilidades lo que está dentro o ante nosotros en ese momento.
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Entonces… si seguimos este camino y lo miramos desde las emociones básicas, diría que lo que hay en la esperanza, y que no está en la desesperanza, son unas dosis (mayores o menores… según la intensidad de la emoción) de amor ternura y amor erótico, ambas emociones que nos llevan a conectar con el bien o la bondad original y con la creatividad y todo el mundo de posibilidades que existe en la naturaleza (humana y universal), también en otras esferas que no son sólo las físicas terrenales, que son más espirituales.
Así que…
¿Cómo empezaría a cambiar la mixtura emocional de la desesperanza, si cambiásemos el foco de nuestra mirada de la sombra o la oscuridad a la luz y la posibilidad?
¿Y si nos abriésemos, también, a abrazar lo que hay, como hace de maravilla la ternura?
¿Y si, a la vez, hiciésemos el paso del miedo al erotismo, que es un traspaso natural (a través de la respiración) que nos abre a soltar la rigidez y el control y a danzar con la vida, echando la cabeza hacia atrás, elevando así la mirada al cielo, con la confianza de que existe la posibilidad de co-crear mayor bienestar y gozo en el mundo (interno y externo)?
¿Qué impacto tendrían estos cambios en el porcentaje de tristeza? Incluso me viene… ¿Habría la posibilidad de que todo este movimiento despertase unas gotas de alegría, construyendo con ella todo el mix de la esperanza?…
Estas son algunas de mis preguntas, que voy a ir explorando, claro!!
Y ahí van más…
¿Será que la luz de la desesperanza -si podemos: identificarla; voluntariamente experimentarla para liberarla y que no se nos quede atrapada invisible, sin salida; respirarla, moverla, ponerle sonido, sensaciones corporales, expresiones faciales; y comprender su significado o el sentido del para qué está ahí con nosotros-, es poder hacer el camino a ver algo que no veíamos antes… el camino hacia la luz… hacia la esperanza?
¿Sería posible conocer la esperanza sin haber vivido nunca la desesperanza, aunque haya sido en una intensidad mínima de 0,5?
¿Podría comprender y acompañar a las personas que están allí si yo no hubiese conocido nunca esta emoción?
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Lo que sí sabemos Elena Iborra y yo, gracias al trabajo que hacemos de Aprendizaje Emocional en Alba Emoting BCN, es que cuando podemos entrar en la emoción para soltar o liberar la energía emocional, sobre todo de estas emociones más incómodas y dolorosas llamadas oscuras (que no negativas), la transformación es posible.
Por lo tanto, el camino de descenso a las profundidades de la emoción y a encontrarnos con su sombra, que en definitiva es nuestra sombra, es un paso necesario para el camino hacia la plenitud (que la interpreto como la experiencia de conexión con la completud o integración de todos los dominios de nuestro ser).
Y ya que hace un rato traía la ternura a este texto, quiero recordar que con Elena siempre invitamos a invocarla como compañera en todas nuestras exploraciones emocionales, para ser pacientes y comprensiv@s (o compasiv@s) con nosotr@s mism@s, porque el liberar las emociones una sola vez no es garantía de que no vuelvan a aparecer nunca más… Al contrario, ¡¡van a volver, no lo dudes!!
Lo que pasa es que cada vez las conocerás más, las reconocerás antes, sabrás tratarlas mejor y llegarás a gozar de su presencia, sin quedarte enganchado en ellas. Este es el trabajo… al menos el trabajo que sabemos hacer y que, hasta el momento, podemos enseñar a transitar.
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Para acabar, quiero regalaros unas imágenes que leí una vez en un texto de Miriam Greenspan, una experta en emociones, que decía:
“Imagínate pensando que la serpiente se está muriendo cuando se está despojando de su piel. Imagínate sacando a la oruga de su capullo antes de que hubiese concluido su proceso metamórfico. En cualquiera de los dos casos, hubieras abortado la transformación. Así que recuerda que el lugar oscuro y cerrado del capullo es necesario para la metamorfosis completa de uno mismo”.
Con mucha esperanza acerca de las posibilidades de transformar nuestra existencia en un espacio de plenitud, y confiando en que los procesos o caminos de transformación, evolución o «resurgimiento de las cenizas» (para no decir «resucitar») van a pasar, inevitablemente, por lugares oscuros, incómodos y dolorosos, que yo conozco perfectamente (por eso escribo sobre ellos), me despido de vosotr@s agradecida de haber escrito lo que he escrito… porque para mí la escritura es un canal de liberación y transformación emocional… además del paso de la emoción por el cuerpo, por supuesto!
Carme Tena
Puedes ver todas las propuestas de Talleres de Aprendizaje Emocional que ofrecemos desde Alba Emoting BCN clicando aquí
Ostras Carme! Animo! Que bueno transitar por las emociones como tú lo haces y aprender de cada situación! Siempre serás una mariposa! Un abrazo
Muchas gracias, Beti.
Tus palabras me llegan, las conozco, las reconozco, me resuenan… Maravilloso como expresas lo que es tan difícil de expresar. Te acompaño en esa emoción de desesperanza que justamente hoy me ha abrazado sin poder escapar de ella, me he intentado escapar pero viendo que era inútil he pensado que quizás no me quedaba otra q vivirla, sentirla en toda su intensidad (que ruego que no sea mucho porque ya duele mucho)….y justo tu escribes esto, para ponerle nombre y palabras a lo que yo tan intensamente estoy sintiendo.
Se que mañana sera menos, que quizás se quede a mi lado como una sombra, como un aguijón que en cualquier momento se hunda y duela, pero mañana estaré mejor, eso seguro, mañana…
Muchas gracias Vicky por compartir tu sentir… que huele a estar transitando hacia la esperanza… justo de esto iban mis palabras. Un fuerte abrazo y sigamos haciendo estos caminos juntas…
muchas gracias Carme
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A ti, Rosa, por leerlo y responder… 🙂
Siento mucho tu perdida Carme. Yo tambien sé lo que duele.
Hace mucho que no os veo a Elena y a tí pero tengo magnificos recuerdos del taller realizado con vosotras. Animos, esperanza y ternura con un abrazo fuerte para las dos,
Marie-Thérèse
Nunca es tarde Marie-Thérèse!!! Se nos pasó responderte. Gracias un abrazo muy grande de parte de las dos. Elena
Gracias, Carme!
Carme te abrazo y agradezco tus palabras.