Dentro de mi vocación de ir siendo “el cambio que quiero ver en el mundo”, quiero compartir contigo mis últimas exploraciones con la envidia, una emoción que suele tener muy mala prensa, que solemos esconder, disimular o directamente negar que la sentimos.
Los viajes durante las vacaciones de verano son, para mi, fuente de muchas vivencias y la experiencia de muchas emociones. Durante este mes de agosto he hecho un viaje espectacular en varios niveles. En lo más físico terrenal… he estado recorriendo unos 4.500 kilómetros de territorio namibio con parte de mi familia…, y en lo más emocional, he estado adentrándome en el territorio de distintas y variadas emociones, que en sus diferentes manifestaciones e intensidades han ido mostrándome más y más cosas de mi y de cómo me vivo la vida.
Os cuento…
Este viaje empezó despertándome una inmensa gratitud, porque fue un regalo inesperado de ultima hora que acepté inmediatamente sin pensármelo dos veces.
Siguió con un poco de angustia los dos días antes de salir porque tenía muy poco tiempo para prepararme y dejar arreglado todo lo que tenía previamente comprometido a lo largo de esa semana que ya no iba a estar en Barcelona.
La cosa continuó con mucha satisfacción al llegar al aeropuerto de Barcelona para tomar el primer avión, después con miedo en el transbordo en Sudáfrica, sufriendo por no llegar a tiempo al siguiente vuelo, y finalizó unas cuantas horas más tarde con mucha alegría, en el encuentro en Swakopmund (Namibia) con las personas queridas que me estaban esperando allí.
A partir de ese momento, todos los días transcurrieron llenos sobretodo de asombro, curiosidad y sorpresa, mientras recorríamos el país por inacabables carreteras a veces asfaltadas, a veces de tierra e incluso, a veces, de arena…
Frases como estas llenaron nuestras conversaciones en el interior del coche que nos acompañó a lo largo de los trece días que tuve la suerte de estar en Namibia, cada vez que descubríamos un animal o veíamos algo insólito para nosotros… y la exclamación e intensidad de la emoción era mayor cuanto más nuevo para nosotros era el animal que veíamos o cuanto más sabíamos que era difícil de ver.
Todo el tiempo cámara en mano, para no perderme ninguna foto memorable, cambiando de objetivo según la imagen que quería captar… hasta que mi zoom 70-210, que lleva acompañándome desde hace más de veinte años en todos mis momentos fotográficos, se quedó encallado y dejó de funcionar.
Empecé a darme cuenta que había otras personas que tenían lo que yo quería tener y que no estaba teniendo!!!!
Así que decidí empezar a adentrarme en esa emoción, sin negarla, ni mentirme ni disimularla diciendo que era “envidia de la buena” o “envidia sana”.
Decidí sentirla, explorarla, vivirla, darme cuenta de en qué momentos me aparecía, aunque fuese muy muy leve… en muy baja intensidad…, para poder aprender de ella. Fue una experiencia muy bonita, que nos acompañó a todos a lo largo de todo el viaje.
Y reconocí que sentía envidia…
Detrás de todos estos momentos, y de otros más en los que sentí envidia… descubrí que siempre hay una comparación en la que yo salgo perdiendo. Hay una creencia de que “Las otras personas si y yo no!”, de que “ellas si pueden y yo no!”, de que “ellas si saben y yo no!”, de que “ellas si tienen y yo no!”.
Y de repente me pregunté…. ¿Para qué me sirve darme cuenta de todo esto? Pues para empezar a trabajar en ello y, si partimos de la premisa de que todas las emociones nos traen un regalo si sabemos escucharlo, para descubrir cuál es el regalo que me trae la envidia en estos momentos de mi vida…
Entonces… lo primero que me dispuse es a observar…
Mirar la envidia como una emoción mixta, compuesta por una combinación de alguna de las seis emociones básicas que propone Alba Emoting™, me pareció un muy buen primer paso para empezar a hacer algo con ella.
Según mi experiencia, las emociones básicas que componen mi envidia son:
En mi envidia… y creo que en la de todo el mundo… hay un alto porcentaje de rabia, que me hace poner el foco fuera, en la otra persona, en lo que tiene, en lo que siente, en cómo vive, etc. Y este foco de la rabia me permite ver lo que quiero, deseo o me gusta proyectado en el otro.
Así pues a rabia como componente de la envidia, la reconozco como la energía emocional que me permite ver y enfocarme, en aquello que querría que fuese mío, que querría tener yo.
Y me doy cuenta que en intensidades altas, esta rabia puede llegar a parecerse al odio y llegar a tener ganas de destruir lo que ve… a desear que la otra persona deje de tener lo que tiene, o deje de disfrutarlo, aprovecharlo, etc… aunque sea de forma inconsciente (cosa que pasa siempre que no estamos en conexión con lo que sentimos).
En este caso, la tristeza me muestra el sufrimiento que supone no tener eso que interpreto que es tan importante para mi, casi imprescindible. Me pone de manifiesto que en el fondo, eso que veo en la otra persona, es algo que querría tener y que juzgo que no tengo.
Estirando de esta emoción, la envidia podría derivar o acompañarse de resignación (nos puede llevar a tirar la toalla), dado que la tristeza mantenida en el tiempo nos puede invitar a pensamientos del tipo: “No hay nada que hacer!!», «Yo nunca tendré lo que la otra persona tiene!», «Para mi eso es imposible!”.
Emoción que en mi caso contiene el movimiento hacia delante y hacia fuera de la rabia, y controla su impulso destructor.
Así pues, el miedo inhibe la expresión directa y clara de lo que me está pasando y también las acciones que destruirían lo que la otra persona tiene, bloqueando o acorazando mi cuerpo y reteniendo la rabia en mi interior, que es la que produce ese manto oscuro que se ve en nosotros cuando estamos presos por la envidia.
Ahora bien, a mi juicio, lo más peligroso de la presencia del miedo en la envidia, es que me protege de un peligro que no existe, y me insensibiliza y desconecta de mi carencia o necesidad básica no cubierta, oculta.
Ok. Y después de este análisis detallado de los componentes de la envidia, ¿qué podemos hacer?
Pues podemos mirar…
Antes de continuar quiero aclarar que con esto no estoy proponiendo escapar de lo que estamos sintiendo, sino todo lo contrario. Es decir, lo que propongo es, primero siente lo que es estás sintiendo, obsérvalo, date cuenta de lo que te está pasando y de lo que vive en ti… sin juicios… y después elige qué hacer con ello, elige el siguiente movimiento, dado lo que has visto que te está ocurriendo.
Lo valioso de conocer los ingredientes básicos de las emociones mixtas, y de cuáles son los patrones efectores de cada emoción básica a través de Alba Emoting™, es que puedes intervenir o gestionar consciente y voluntariamente la emoción que estás viviendo, asumiendo tu propia responsabilidad.
Así pues, esta pregunta que me hice de dónde quería continuar “poniendo el foco”, me abrió muchas posibilidades.
Por un lado puedo aprovechar la rabia que ya tengo para poner el foco en otro lugar. Es decir, en lugar de ponerlo en lo que NO tengo, puedo empezar a ponerlo en lo que SI tengo, con lo que todo va a cambiar radicalmente, y puede empezar a aparecer otro tipo de emociones, como pueden ser el agradecimiento o la gratitud, que tanto me está acompañando en estos últimos tiempos.
O bien, yendo a la sutileza del método, puedo cambiar la tensión de la zona ocular y relajarla… entonces con esa mirada más suave, puesta igualmente en la otra persona, hay otra emoción que va a empezar a aparecer, que me va a permitir ver otras cosas distintas. Porque estaremos de acuerdo con que no vemos lo mismo desde la rabia que desde la ternura, ¿verdad?
Entonces, cambiando la tensión en la zona ocular y también en la zona mandibular, podemos empezar a transformar la rabia en ternura, y desde allí invitar a que nos visite la admiración y, por lo tanto, el reconocimiento del valor de lo que la otra persona tiene, sabe o ha conseguido, y que la envidia vaya, poco a poco desapareciendo.
Bueno… estoy empezando a apasionarme viendo los caminos de crecimiento que nos ofrece admitir y (re)conocer nuestra envidia que, más allá de la admiración y la gratitud, puede derivar hacia el coraje, la valentía o la ambición para alcanzar aquello que queremos, eso que sentimos que no tenemos, que nos falta. O bien hacia la confianza en nosotros mismos, en nuestras capacidades, y la aceptación de lo que si tenemos.
Una buena pregunta…
Durante el viaje me preguntaba, si ver a una madre con su joven hija con un teleobjetivo espectacular me genera envidia… ¿que carencia o necesidad mía me está mostrando? ¿Qué necesidad más allá de la de “tener un objetivo como el suyo” hay detrás de mi envidia?
Y también me preguntaba ¿Qué necesidad fundamental común debemos estar necesitando cubrir las personas cuando sentimos envidia? ¿Quizás la necesidad de ser vistas, reconocidas, apreciadas, valoradas… primero por nosotras mismas?
Efectivamente… A lo largo de esta exploración he visto que la envidia es una puerta de acceso a descubrir mis carencias, deseos o necesidades gracias al espejo que está siendo la otra persona para mi.
Esta es la luz de la envidia!!
Explorar la luz de la envidia significa ahondar en la intención positiva de esta emoción y en las posibilidades que nos abre.
¿Qué otros movimientos o el salto a qué otras emociones o realidades tenemos ahora a la mano que, de no haber sentido la envidia, no podríamos acceder?
Os dejo con todas estas preguntas… Y con el recuerdo de una mañana, sentados en la terraza del Mahangu Safari Lodge, acompañados del canto de los pájaros y del murmullo del río Okavango a nuestros pies, escuchando a mi hijo decir, mientras se preparaba el desayuno:
“Me doy envidia a mi mismo!! Si fuese otra persona, me tendría envidia!!”.
Lo que me hizo pensar…
Quizás te habrá sucedido alguna vez que has sentido la mirada inquisidora de quien te tiene envidia. ¿Te ha pasado?
¿Has sentido alguna vez la necesidad de justificarte, defenderte, disculparte o de dejar de hacer alguna cosa que es un don tuyo natural, porque los ojos de la envidia de otros no te permitían sentirte en paz con lo que eras, tenías o estabas haciendo?
Para mi este es otro gran aprendizaje en relación con la envidia, ¿Cómo sostenemos nuestra autenticidad y el valor de todo lo que tenemos y somos, bajo la mirada envidiosa de otras personas… sin despreciarlas o ignorarlas, y sin rebajarnos, avergonzarnos o menospreciarnos a nosotros mismos?
Primero recordar que la envidia no es una cualidad del ser, es solamente un sentir emocional… Que, por lo que he vivido, siento que va acompañada de una elevada elaboración mental/intelectual. Así que vale la pena escuchar nuestras voces internas, sin censura, para conocer bien esta emoción.
Además… como siempre…, el primer paso para aprender de las emociones siempre será el “darnos cuenta” de que lo que estamos sintiendo es envidia. Y para esto nos irá muy bien sacarle los juicios que tengamos acerca de ella. Es decir, soltar la creencia de que “la envidia es mala o negativa” o la idea de que “no hay que tener envidia” o “no hay que ser envidioso/a”. Ninguno de estos pensamientos nos abrirán fácilmente la puerta para adentrarnos en ella.
Y ¿Te parece que a todas las personas nos dan envidia las mismas cosas? No, claro que no!
Jajaja… que tajante me ha salido!!!
Así que, continuar creyendo que somos únicos e irrepetibles, nos ayudará a explorar nuestra propia envidia y no la envidia de otros o la envidia en general.
Quiero compartir lo último que escribí en Namibia acerca de la envidia… para cerrar mi viaje a ese hermoso país y mi inmersión en esta poderosa emoción…
Ahora, desde la habitación del Namushasha River Lodge en Caprivi, siento que no tengo nada que envidiar a nadie. Que soy muy afortunada de estar viviendo lo que estoy viviendo, de poder estar disfrutando de este espectáculo de la naturaleza en pleno corazón del sur de Africa… Realmente nada que envidiar! A nadie!
Para disfrutar de esto, no necesito saber idiomas, solo estar abierta a conectarme con tanta belleza. Tampoco necesito un super teleobjetivo. Me sobro y me basto con mis ojos. Y tampoco necesito ninguna competencia especial en términos de inteligencia, ni ningún cuerpo en especial… sólo con lo que ahora tengo y como soy, es mucho más que suficiente!
Agradecida
Disfrutando y
admirando todo lo que veo
y preguntándome¿Qué es lo que todavía quiero
aprender o continuar desarrollando
o cultivando de aquí en adelante?Y en un futuro próximo
¿Qué querría ser o tener?Y justo en este momento me aparece una última envidia… con bastante presencia de tristeza… cuando leo un mail con la noticia de que una buena amiga con la que hemos hecho un bonito camino juntas, se casa, después de todo un camino recorrido de convivencia, separación y de nuevo reencuentro.
Creo que en el fondo en el fondo de mi alma, que alguien me hubiese pedido para casarme (no porque “tocaba” sino porque me quería de verdad y quería compartir la vida conmigo)… hubiese sido una declaración de amor y compromiso poderoso que ahora me doy cuenta que encuentro a faltar. Es algo que nunca me ha pasado. Y que pone de manifiesto mi necesidad de ser querida con compromiso de convivencia y crecimiento juntos.
Confieso, también, que en algunos momentos he envidiado a muchas familias, porque tenían aquello que yo deseaba y no tenía.
Sin embargo hoy, último día de viaje en Namibia, sola, en el Aeropuerto Internacional de Windhoek Hosea Kutako, con todavía varias horas por delante antes de embarcar hacia Barcelona vía Frankfurt, puedo decir que ya no siento envidia de las otras familias. Me gusta la familia que tenemos, la que hemos construido. Libre. Desde el amor. Respetándonos… sin esperar que ocurra nada más distinto de lo que está sucediendo. Así lo siento hoy. Y estoy muy agradecida por esto.
Y lo que si reconozco que todavía envidio es algunas relaciones de pareja. Envidio aquellas parejas que caminan juntas porque quieren, por elección, con libertad, con transparencia y mucha intimidad y complicidad entre ellos, que se aman y también se apasionan juntos… en general en la vida y en particular en lo sexual. Envidio aquellas parejas que desean estar juntos y lo están! y a la vez no son esclavos el uno del otro. Envidio a esas parejas que todo lo hablan, que todo lo miran juntos y comparten cada uno lo que tiene, sin esperar más… ni menos!
Esto, si alguna pareja lo tiene, que sepa que lo envidio profundamente! Y que, aprovechando las posibilidades que me abre mirar la envidia de cara, no dudo que antes de morir lo tendré…
Agradecida por este viaje.
Por todos los lugares visitados y experiencias vividas,
por todas las naturalezas observadas y disfrutadas.Agradecida también por el viaje hecho a través de la envidia como emoción mixta.
Que si bien he podido poner muchos ejemplos,
ahora mismo no la siento muy presente en mi vida
y sí como una emoción impulsora de grandes cambios en mi,
a partir del momento en que la pude reconocer y empezar a ver sus “regalos”.Y agradecida, sobre todo, a Jaume y Pol, mis dos compañeros de viaje,
que me han permitido hacer este recorrido terrenal y emocional
acompañado de risas, silencios, complicidades, enfados, fiebres, toses y mucho, mucho amor.
Con mucha gratitud…
Carme Tena
Querida Carme.. genial como siempre. Envidio tu capacidad de auto reflexión y sobretodo de escribir. Aishhhh
Por cierto justo estoy leyendo a Wilber y sus reflexiones sobre el trabajo con las emociones en donde dice que la forma original de la envidia es algo así como: «Yo soy quien mejor lo hace» lo que a la final es una sombra dorada. Es decir que explorando aquí, en la envidia y en el objeto envidiado, podemos descubrir nuestros valores y talentos ocultos. Auuuuuuu me encanta esta definición.
Guauu!!! Muchas gracias, Marian, por tus palabras y por el mundo de posibilidades que le añades a la envidia con lo que dice Wilber. Que envidia me da que sepas tantas cosas!!!! Y me encanta aprender contigo…
Tu escrito es un estimulo. Lo tomo como ejemplo a seguir para apreciar, ambicionar, «sencillamente» discernir en el interior de las emociones… Bella!!
Muchas gracias!! Escuchar que es un estímulo me anima a continuar compartiendo mis exploraciones emocionales. Muy agradecida 🙂
Carme, muchas gracias por darnos la oportunidad de pensar, sentir compartir,tantos conocimientos, nos haces reflexionar y sentir emociones ahora referente a la envidia, cuando tú sientes envidia por otros y cuando soy yo lástimada por la envidia DE OTROS, que duele mucho,pero tus reflexiones me enseñan a ver las cosas con otra mirada, gracias nuevamente
Muchas gracias, Isabel por compartir tu comentario!! Si el post te abre nuevas posibilidades, ha valido la pena escribirlo!!! Un fuerte abrazo.
Carme
Carme, genial com sempre.
Qualsevol persona que compti amb la teva amistat serà una persona envejada!
Una abraçada,
Alex
Jajaja… gràcies, Àlex!! Tu comptes amb la meva amistat… Sempre mirant-me amb molts bons ulls… Un petonàs!
Carme
Hola Carme que envidia de tu viaje y la posibilidad de explorar las emociones desde otra perspectiva de la intención positiva. Gracias desde Lima por tu aporte. Un abrazo Sandra.
Gracias a ti, Sandra!!! Me alegra tener noticias tuyas…
Muchos recuerdos y deseando volver a Lima en cualquier momento.
Un fuerte abrazo,
Carme
Gracias Carme por este magnifico articulo, lo he leido 2 veces. cuanto aprendizaje, y que bueno desgranar las emociones y poder digerirlas y aprender de ellas. Eternamente agradecida
Qué alegría, Beti, que te haya servido el desgranar la emoción!! Estoy convencida de que es una valiosa manera de poder acceder a las emociones mixtas con mucho más poder de transformación y aprendizaje emocional.
Muchas gracias por compartir con nosotras tu experiencia leyendo el post.
Continuaremos compartiendo…
Un beso grande!
Carme
Querida amiga, hice el viaje contigo mientras te leía, volví a aquellas tierras que visité hace años y algo por dentro se me movió. Todo esto conectado con la envidia, que te confieso fue el ultimo trabajo que hice conmigo a través de la danza este verano caluroso. Andaba curioseando con ella, sintiendo que me aparecía en mi vida a modo de pulsaciones, observando que no era tan sombría como en otros tiempos la había vivido, y desde ahí me encontré observando la luz de esta emoción. Como no podía expresarla con palabras me decidí a bailarla y ahora que te leo … me conecto totalmente con lo que dices y siento la inspiración y la gratitud a «flor de piel».
Gracias bella
Gracias a ti, Mª Jesús… danzando juntas, haciendo caminos parecidos. Me encanta! Continuemos!! Un beso grande,
Carme
wow carma…no me deja de sorprender tu belleza!!!…esa capacidad de abrir tu vulnerabilidad con tanto amor y compasion, y la delicadeza para el sentir sentido, el desmenuzarlo, comprenderlo e in-corporarlo…toda mi admiracion a ese camino de maestria que vas caminando y danzando…gracias por compartir-te!!!!!!!!!!!
Abrazo kooosmico! aho!
Guau! Gracias por tus ojos que ven lo que ven en mi. Y como dicen que sólo podemos ver en los demás lo que ya está en nosotros, puedes ver esta capacidad en ti también, Lo?
Con ganas de volver a juntarme contigo para crecer juntas. Espero estés muy bien.
Un beso grande!
Carme
De la envidia, a la admiración y luego al orgullo.
Güúaaooo!!! Tu relato me enamora y me reta y me enriquece y me inspira.y…y…y me quedo pensando….
Al leerte yo reconozco en mi dos tipos de envidia, una la que me coloca por debajo del sujeto al que envidio (con la tristeza, «yo no tengo/soy eso que valoro») y otra la que me coloca como por encima, (rabia, «yo si que me lo merezco»), pero que resulta que desde la emoción de la envidia, con un poco de ternura, transito a la admiración, que grande Carme.!!! Qué bien lo has explicado.
Y mirando al emoción de la admiración me doy cuenta de que me coloca por debajo del sujeto admirado, admiro lo que hace porque me gustaría conseguirlo.
Y sigo pensando y añado….Pues si, me gusta la admiración, pero reconozco que aún me estoy posicionando a diferente nivel de otras personas….
¿Cómo sería transitar a otro lugar de igual a igual? ¿Qué emoción es esa?
Enseguida me llega el orgullo, no se expresarlo, es lo que siento, lo intento explicar.
Supongo que orgullo por ser capaz de reconocer lo que es valioso para mi y para otro, orgullo de reconocer al otro como semejante y verme a mi en su logro, orgullo por sentirlo como yo, de mirar lo que a mi me cuestan las cosas que consigo y presuponer que a esa persona también.
Aquí estoy ahora agradecido Carme. He aprendido a escuchar el valor de esta emoción. Y he transitado de la envidia «sana» de ver lo bien que lo escribes, a la admiración con esa dosis de cariño, he pasado por el reconocimiento de tus maravillosas virtudes y siento el orgullo de reconocer mi esfuerzo en camino del desarrollo personal al intuir el tuyo.
Un abrazo!!
Caramba, Manu… bonito viaje!
Gracias por surfear con la ola de la envidia, por dejarte llevar por lo que mis reflexiones te han movido.
Aprendiendo contigo…
Gracias!
Carme
Hola Carme!
Acabo de leer el artículo. Muchísimas gracias! Ahora mismo siento gratitud y mucha admiración. Lo empecé esta mañana y ahora mismo, me enteré de algo que me hizo sentir mucha envidia. Aaaagrrrh! así que volví directa al artículo a terminar de leerlo.
Quería compartir mi autoanálisis por si puede enriquecer en algo al tuyo.
En primer lugar, he encontrado en mí todo lo que comentas:
Rabia, tristeza y miedo. Sólo que el miedo no era por las posibles consecuencias de la expresión de la envidia. Era un temor que decía «¿y si a mí no me sucede -esto que yo quiero vivir- nunca?»
Por otro lado, he sentido en 1 ratito dos niveles de la envidia.
El primero cuando leía que habías estado en Namibia y pensaba «jo! vaya tela! qué pedazo de viaje» Era una sensación ligera, había un «yo quiero!» tranquilo. Me conectaba con el placer que yo se que es para mí viajar, incluso con viajes pasados, sentía hasta gratitud por ellos, y entusiasmo por notarme vibrando con la idea de ir Namibia, como alegre por sentirme viva.
Sin embargo, en el segundo (el suceso que he comentado antes que me ha causado mucha envidia) he descubierto uno de los ingredientes que provocaba mi rabia: la creencia de que esta situación es «injusta». Es decir, estaba considerando que yo podría haber hecho lo mismo que las personas a las que envidio, incluso que podría haberlo hecho mejor!! ¿Por qué ellas sí y no yo?
Me he quedado con esa pregunta en el aire…..
El sentimiento era de dolor, lo que me ha conectado con mi necesidad de (auto)reconocimiento. Sentirme valorada, tal como decías.
Y como respuesta a esa pregunta ¿Por qué ellas sí y yo no?, y gracias a tu artículo, he podido ir abriendome a considerar nuevos puntos de vista, valorar aspectos de las personas que no estaba mirando antes, y reconocer su valor. Y finalmente sentir por dentro la tranquilidad de otra de mis creencias, todo sucede por una razón, y cuando es el momento. Así que me toca seguir trabajando para que llegue mi momento! ;))
Un fuerte abrazo
Alicia… estoy maravillada con tu experiencia!!!
Muchísimas gracias por compartirla, porque enriquece mucho mi escrito y al menos a mi me ha nutrido mucho leerte.
Continuemos explorandonos!! Y aprovechando los regalos de la envidia cuando aparece…
Un beso grande a toda la familia!
Carme
Querida Carmen: mi profundo respeto, mi cariño y mi admiración por semejante entrega y por semejante autenticidad. Gracias por ese «Don de tí», por este regalo de ser tu misma. ¿Para qué querrás tu un teleobjetivo y otro cuerpo?
Es como si el gato quisiera ser pájaro para volar. El Sistema nos tiene inoculados de venenos «que no van con nosotros».
¿Cómo no voy a contar contigo para nuestra futura Escuela de Vida? Gracias Carmen, de corazón! Javier
Jajaja… me ha encantado leerte, Javier!!
Y con todo lo que me dices, cómo no voy a colaborar con vuestra futura Escuela de Vida??
Continuemos…
Un beso grande!!
Carme
Sencillamente, me encanta. Gracias por compartirlo! Un beso
A ti, Natalia, por leerlo…
Hola Carme…
M’agrada com des del teu interior i experiència personal, amplies la mirada i reflexiones de manera genèrica sobre la emoció…
Des del que proposes, cadascú pot fer l’ exercici de esbrinar quines necessitats o carències hi ha al darrere, encara que intueixo que el ser vistos…reconeguts…estimats…pot ser un punt en comú per a molta gent
M’ agrada la idea de mirar des de més amunt per, un cop observada i acceptada l’ emoció, veure quines possibilitats de creixement i aprenentatge se’ns obren
Gràcies pel teu article…
Emili Navarro
Moltes gràcies a tu, Emili!!
Un plaer que les meves experiències personals afegides al meu coneixement i experiència professional, puguin donar llum o obrir possibilitats a altres persones.
Aquest és el propòsit.
Una abraçada,
Carme
Me ha encantado! Muchas gracias por compartirlo!
Gracias a ti, Ana, por hacernos llegar tu comentario. 🙂
¡Me encanta tu análisis de la envidia! ¡Lo usaré con mis niños con tu permiso!
Voy a tener que teneros más presentes a las alberas.
Jajaja… Gracias, Rubén! Usalo con quien sientas que le puede servir!