La semana pasada fuimos invitadas por Cristóbal del Rio (investigador en el Instituto de Neurociencias de la UAB) a participar con él en dos conferencias que impartía “Neurociencia de la emoción. Alba EmotingTM cuerpo y respiración” en la Casa Golferich y la Casa Elizalde de Barcelona.
Resultó una bonita danza entre su didáctica explicación de la neurociencia de la emoción y nuestra invitación a que los participantes sintieran y experimentaran cómo activar un estado emocional desde el cuerpo, a través de los patrones efectores que propone el método Alba EmotingTM.
Tuvimos la oportunidad de distinguir con más claridad el sustrato neurobiológico de la experiencia emocional y de profundizar en la contribución que Alba EmotingTM tendría desde las neurociencias.
Según algunas investigaciones presentadas (Craig 2009), se demuestra que la corteza insular es la región dónde se produce el awareness o darse cuenta y que la corteza cingulada anterior es la encargada de iniciar el comportamiento.
Entusiasmada, seguí buscando más información que os comparto aquí:
La corteza insular, especialmente su porción más anterior, está relacionada con el sistema límbico. La ínsula se está convirtiendo en el foco de atención por su función en la experiencia subjetiva emocional y su representación en el cuerpo. Antonio Damasio ha propuesto que esta región empareja estados viscerales emocionales que están asociados con experiencia emocional, dando cabida a los sentimientos de consciencia. En esencia ésta es una formulación neurobiológica de las ideas de William James, que primero propuso que la experiencia subjetiva emocional (sentimientos) emergen desde la interpretación de los estados corporales que son elicitados por sucesos emocionales.
Funcionalmente hablando, se piensa que la ínsula procesa la información convergente para producir un contexto emocionalmente relevante para la experiencia sensorial. Más específicamente, la ínsula anterior está más relacionada al olfato, gusto, sistema nervioso autonómico y función límbica, mientras la ínsula posterior está más relacionada a funciones somáticas motoras. Experimentalmente se ha demostrado que la ínsula juega un importante papel en la experiencia del dolor y la experiencia de un gran número de emociones básicas, incluyendo odio, miedo, disgusto, felicidad y tristeza.
Estudios funcionales con imágenes han demostrado también que la ínsula está implicada en deseos conscientes como la necesidad de comida o la necesidad de droga. Lo que es común con todos estos estados emocionales es que cada cambio en el cuerpo es asociado con cambios cualitativos en la experiencia subjetiva. La ínsula está bien situada para la integración de información relacionando estados corporales en procesos emocionales y cognitivos de orden superior. Fuente: http://www.ecured.cu/index.php/Corteza_insular
Nuestra propuesta de aprendizaje emocional, a través de Alba EmotingTM, empieza en la conexión física con las emociones a través de unas formas de respirar determinadas, acompañadas, a su vez, de las posturas corporales y los gestos faciales correspondientes (patrones efectores emocionales). Esta forma de entrar en contacto con nuestras emociones, profunda y a la vez sencilla y práctica, nos permite reconocerlas e identificarlas más fácil y sutilmente. A partir de esa relación tan íntima con cada una de nuestras emociones, podemos activarlas, sostenerlas, modular su intensidad, podemos transitar de una emoción a otra, desarrollando otro tipo de comportamientos, más coherentes con la función adaptativa de cada una de las emociones básicas.
El manejo preciso de estos patrones efectores, esto es, el cambio del tipo de respiración, de la tensión muscular, la dirección del movimiento y de nuestras expresiones faciales, estaría facilitando la percepción de la experiencia sensorial, lo que contribuiría a facilitar la función de la ínsula en la experiencia subjetiva emocional.
De la misma forma que existen ejercicios de estimulación de los diferentes tipos de memoria o de facilitación de las conexiones neuronales, vamos a seguir profundizando en la relación y contribución que la práctica recurrente del método Alba Emoting puede tener desde las neurociencias y en particular con la estimulación de estos órganos cerebrales responsables de la comprensión emocional.
Mientras tanto seguimos comprometidas, acompañando a las personas en el desarrollo de su inteligencia emocional, entendida como la experiencia de vivir la belleza de cada una de cada una de las emociones básicas y el despliegue del repertorio emocional al completo y sin filtros. Así ya ha definido Carme la salud emocional en otro post:
“… Reconocer, saber entrar, poder sostener y tener la capacidad de salir de cada una de las seis emociones básicas esenciales que nos constituyen como seres humanos… permitir así que cada una de las seis emociones pueda estar haciendo su función en nuestro organismo sin filtros ni cortapisas” Capas y capas -del miedo al erotismo-.
Y así lo hacemos, allí donde nos llamen y en los talleres que tenemos programados y que puedes consultar aquí: Próximos Talleres
Un abrazo y hasta pronto!
Elena Iborra