Aunque no soy profesora de teatro ni especialista en ninguna de las disciplinas y artes que aprenden los actores, desde pequeña me ha interesado el teatro, entre otros géneros de la literatura. Jugaba a representar a alguno de los mosqueteros o de las valientes damiselas que los amaban o traicionaban.
Participé en la escuela en una representación de Fuenteovejuna ¿quién no?. Incluso repetía alguna palabra sin conocer su significado y sin saber hasta mucho más tarde que la pronunciaba mal y nadie me advirtió, ja,ja,ja.
Durante los años ochenta, asistí a representaciones de grupos alternativos sevillanos, catalanes… símbolos de una generación, disfruté y soñé con ellos. Participé en grupos en asociaciones, en grupos y siempre proponía alguna forma de representación como final de obra o fiesta.
Mucho más tarde, estudiando psicología participé en psicodramas, utilizamos las técnicas de role playing y aprendí con algunos profesores que aplicaban el teatro y la expresión, desde muy variadas técnicas, al crecimiento personal. Después vino la formación en psicoterapia corporal integrativa, el Coaching transformacional y con el aprendizaje con Alba Emoting, llegué a las emociones, justo allí donde nacen, en el cuerpo.
Me encantó cuando supe que la otra pasión de Susana Bloch, la creadora del método, era el teatro y que los actores fueron los primeros con los que trabajó en la aplicación de su método. Me encanta la cita de Antonin Artaud que ella siempre nombra, para referirse a los actores como atletas del corazón.
Según la propia Susana, el método Alba EmotingTM “ayuda al actor a reunir y controlar las emociones desde su propia voluntad”. Los resultados, dice, muestran “que el manejo y monitoreo preciso y objetivo de los componentes respiratorios y expresivos de las emociones contribuyen a la experiencia subjetiva de la emoción para el actor…”.
El argumento es sencillo, reproduciendo mecánicamente los patrones respiratorios y posturo-faciales de las emociones básicas, investigados en el laboratorio por Susana Bloch, podemos contactar con nuestras genuinas emociones. Así lo venimos experimentando con nosotras mismas y con los participantes de nuestros talleres.
Os dejo aquí unos párrafos del artículo que publicó en 1987 en el Journal of Social and Biological. Modelos efectores de las emociones básicas: Un método psicofisiológico para entrenar actores.
“…Consideramos el comportamiento como un proceso psicofisiológico que depende de la función integrativa del sistema neuroendocrino. En este contexto, un método designado a enseñar «comportamiento escénicos» debería por lo menos cumplir con los siguientes requerimientos:
- Proveer al actor de una técnica para el control voluntario del cuerpo o parte del cuerpo implicado en el comportamiento emocional y verbal que va a representar.
- Proporcionar al actor de técnicas necesarias para controlar la activación psicofisiológica que pueda interferir con tales ejercicios, por ejemplo técnicas necesarias para controlar el estrés que aparece durante el comportamiento escénico y para obtener un adecuado balance entre los procesos neurales excitatorios e inhibitorios.
- Enseñarle al actor «a simular» una emoción. Esto significa aprender a reproducir a voluntad las configuraciones respiratorias, postulares y faciales que corresponden a los comportamientos emocionales de la vida real…”
“…El patrón efector de una emoción es la configuración particular de reacciones neurovegetativas, hormonales y neuromusculares que ocurren durante la activación emocional. De este complejo conjunto fisiológico, con el propósito de enseñar estos patrones, elegimos sólo los componentes respiratorio – posturo – faciales, porque estos pueden ser iniciados y modulados a voluntad, y porque además ellos contienen casi todas las características o rasgos que no están directamente bajo control voluntario. De acuerdo con lo anterior, no estamos considerando en nuestro sistema de entrenamiento, parámetros fisiológicos tales como la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la resistencia de la piel, la temperatura de la piel y las secreciones glandulares que forman parte del patrón efector, pero cuyo control no es necesario para el reconocimiento de una emoción por el observador.”
Desde nuestra pasión y dedicación profesional como psicólogas y coaches ponemos el método Alba Emoting al servicio del desarrollo personal pero hemos tenido el placer de contar con algunos actores y actrices en nuestros talleres y de escuchar los beneficios que han obtenido en la construcción, desconstrucción y neutralización de emociones, desde la respiración y la corporalidad.
Así que encantada de contribuir con este método a la activación emocional desde el lado físico en lugar de apelar a la historia subjetiva de esos gimnastas emocionales que son los actores y actrices.
Elena Iborra